viernes, 11 de diciembre de 2009

Pasajeros en Tránsito


Sí, acá estuvieron, como aves migratorias que anidaron durante todo un año, pero el próximo otoño no volverán. Han sido las oscuras golondrinas de Bécquer, las delicadas sombras que desde hoy dejarán su huella:
Felipe Letelier, el Lete, hombre de los silencios, sumido en su lectura, así se hundiera el techo sobre él.
Yasmín Merdech y su ternura a prueba de mi corrosión verbal.
Nicolás, el hombre de los mosaicos y el rostro pompeyano
Scarlet Caroca, ella en sí, un misterio, largo, muy largo de dilucidar.
Como los libros que se extravían en el estante, así los buscaremos, sabiendo que están guardados en el estante -siempre evasivo, siempre inalcanzable- de lo invisible, pero eternamente cerca y a la vez, tan lejos de la Isla...

2 comentarios:

  1. Buena profe! eso sí, se hecha de menos alguna mención a los viejos estandartes de las antiguas generaciones, esos que hicimos clases en la biblioteca (¡qué tiempos aquellos!) o cuando la biblioteca era una sala... o simplemente cuando no existía.

    ResponderEliminar
  2. Concuerdo con el comentario del "compañero" arriba.

    Y es que es cierto, todo es pasajero en esta vida, nada es eterno. Ya lo dijo Federico II a sus tropas en retirada frente a los austríacos: "¡Perros! ¿Queréis vivir eternamente?"

    Eso, a propósito de libros que se extravían en el estante...

    ResponderEliminar

Seguidores